Debajo de la manta he cerrado mis ojos, te he visto dentro, han cerrado la cremallera. Un rato antes había acariciado tu hinchado cuerpo, te vi por última vez.
Hoy, bajo la manta, he visto como metían tu cuerpo entre las maderas, en un saco precintado.
La vida no tenía ningún derecho a tratarte así.
La vida tiene tantas cosas injustas, pero de la peores es no poder despedirse de quien queremos de la mejor manera. Aunque yo quiero pensar que no hay realmente despedidas.
ResponderEliminarBesos dulces.
Que La Providencia te de fuerza para seguir adelante, amiga.
ResponderEliminarTu madre sigue cerca de ti, una madre sigue unida a sus hijos esté donde esté...Mándale una oración y sentirás su voz de paz.
Mi abrazo y mi ánimo.
No reprima tus lágrimas, pues es muy necesario expresar el dolor, pero no la has perdido para siempre. Ella está ahora gozando de la eternidad y desde allí sigue cuidando de ti.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esas lágrimas de ahora, terminarán por aclarar todas las vivencias y los bellos recuerdos que serán tu tesoro, aunque ya no esté.
ResponderEliminarÁnimo y besos.
Gracias a todos. Varios meses ya, pero tan reciente...
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