sábado, 24 de octubre de 2020

Octubre traidor


 Mariposas en las cortinas para que alegren mi vuelo mientras cocino, el carrito lleno de fruta y verdura, los platos alineados en los soportes de madera que voy a comprar para que no me cueste tanto moverlos, ya que mis manos, cada vez más, sufren por el peso.

Mi reloj de arena en el salón contando dulces momentos, mis plantas tomando el sol. La lámina que compré en el museo Sorolla, junto con el cuadro de aquellas hortensias que tuve en mi jardín, y que mi hija fotografió, dan un aire romántico y nostálgico al dormitorio.

Los libros, de variados temas, comparten habitación con los juguetes de la niña.

Mi ropa comparte armario con la tuya.

Una vela en el baño. Unas flores en la entrada. La ventana de madera con espejo abierta al mundo. Al tuyo y el mío. 

Todo se pudre en un trastero desde hace dos meses, objetos asfixiados en la oscuridad de unas cajas de cartón, de unas mantas que evitan arañazos, aunque van abriendo unas heridas sin expectativas de curar.

3 comentarios:

  1. Hay que liberar todo aquello y al mismo tiempo renovar los momentos y el sentido de vivir.

    Besos dulces y dulce fin de semana.

    ResponderEliminar
  2. Recordar y revivir no es amargo, aunque se escape alguna lágrima, es afianzarse en lo vivido, es reafirmar la certeza y validez del camino andado, además de un bello ejercicio literario. ¡Mucho ánimo!
    Un abrazo,

    ResponderEliminar
  3. Seguro que esa herida no se cura núnca. Solo falta aprender a vivir con ella y saber que las lágrimas muchas veces son necesarias y benefactoras.
    Besos.

    ResponderEliminar

Gracias por tus palabras