Cansada de existir dependiendo de días u horas; no soy lo que sobra o lo que se deja para cuando se pueda.
Tengo sentimientos, miedos, sueños y amor que derramar.
En algún sitio leí que la Navidad no tenía sentido o que solo la podían celebrar los que realmente se quieren. La Navidad es para los que se aman.
También lo creo así, solo apetece vivirla con las personas a las que amas; para mí supone un final y un comienzo, y qué mejor compañía que los tuyos.Es la primera vez que heredo algo en mis 52 años, qué decir tiene que hubiese preferido no heredar nada.
Pensé que mi madre iba a ayudarme, también, después de morir.Mi reloj de arena en el salón contando dulces momentos, mis plantas tomando el sol. La lámina que compré en el museo Sorolla, junto con el cuadro de aquellas hortensias que tuve en mi jardín, y que mi hija fotografió, dan un aire romántico y nostálgico al dormitorio.
Los libros, de variados temas, comparten habitación con los juguetes de la niña.
Mi ropa comparte armario con la tuya.
Debajo de la manta he cerrado mis ojos, te he visto dentro, han cerrado la cremallera. Un rato antes había acariciado tu hinchado cuerpo, te vi por última vez.
Hoy, bajo la manta, he visto como metían tu cuerpo entre las maderas, en un saco precintado.
La vida no tenía ningún derecho a tratarte así.
Cartas a mi madre
Otra vez la misma discusión, más lágrimas y más impotencia por lo mismo.
Me dijo que debido a su estado de salud no podía hacer planes, no podía hacer una mudanza, si le daba a elegir, se quedaba en su casa, con ella.
Días más tarde, después de estar pensándolo, me dijo que no me podía tener así, esperando eternamente, así que me dio fecha. Empezaría a arreglar la casa para irnos, afrontaba el cambio.
Hoy, otra vez, se refugia en su estado de salud, que yo sé cual es, y lo entiendo, pero estoy harta de decirle que tiene que saber vivir con ello. Hoy, otra vez, me dice que no hay fecha, lo peor es que me dice que no me había dicho, precisamente cuando moví mi persona, mis pertenencias..para esperar paciente y con ilusión estos dos meses.
Llevamos casi un mes sin vernos, no saca un momento para decirme que me acerque a verle, como si estuviese tan tranquilo aunque no nos veamos. Yo no soy así, soy mucho más activa, más peleona; no se deja ayudar.
Ya no sé que hacer, derrotada nuevamente, no sé que paso dar.
Si estuvieras aquí y pudieses aconsejarme.
Y lo mejor, o lo peor, es que le quiero.