Con ganas de soltar la pregunta a bocajarro.
¿Qué voy a perder? ¿Puedo ganar algo?
Las señales son equívocas.
Con ganas de soltar la pregunta a bocajarro.
¿Qué voy a perder? ¿Puedo ganar algo?
Las señales son equívocas.
Mi condena, ser ave de paso,
No habitar tu suave mirada,
No ser dueña del bálsamo de tu abrazo,
No tener cabida en la esencia de tu corazón.
Mi castigo, que no sepas verme,
Que no tiemblen tus labios con un solo roce,
Hacer un nido que caerá de repente,
Ahogarme con otro eslabón.
Mi sentencia, zurzir mi alma con cáñamo,
Tirar la aguja en el negro infierno,
No dejar de llorar en el gélido invierno,
No escuchar, jamás, un te amo.
Pasa el tiempo. Pasan personas por tu vida, todas de paso. Nadie se queda. No me merecen (cuando me quiero) . O no los merezco (si estoy de bajón) Hoy me debato entre los dos estados, las dos sensaciones.
No puedo romper en mares y el corazón empieza a rebosar.
Serás tonta hasta el día en que por fin seas una maravillosa mariposa de alas libres, cuando flotes en Finisterre.
Sola, antes, ahora y siempre.
¿Donde estás?
No tiene permiso
Estoy sujetando las riendas de este potro con intención de desbocarse.
No está autorizado.
Visitó lúgubres salones donde no le espera nadie.
No tiene cabida.
Anidó en palacios y en cárceles.
Está vetado.
Ofreció más que nadie.
Herido.
Latente.
Prohibido.
Henchido.
Silenciado.
Vivo.
Expectante.