lunes, 26 de abril de 2021

Presente, futuro

 No dolían las grietas que se iban formando en mi piel tras hundir y debilitar las capas que cubren mis brazos con aquel artilugio lacerante, que al mismo tiempo se clavaba en la palma de mi mano contraria.

Nada de ello dolía. Lo que me mataba era la tortura de saberme abandonada a las fauces de la vida, en completa soledad, zarandeada por los vientos que me llevaban, entre una ráfaga y otra, a descubrir abismos, infiernos, angustias...

Mi vida acabó de golpe. Perdí a mi amor, a mi madre, a mi pequeña, una casa donde vivir, mi sustento económico, mi adorada perrita, mi salud, mi vitalidad, mis ganas, mi fuerza...

Lo único que quedaban eran cuchilladas que me iban arrebatando más y más cosas, más y más paz, más y más esperanza.

Toqué techo, no hubo salida aunque no quería herir a mis hijos. La poca fuerza que se resistía en mí, acabó derramándose por debajo de la puerta, buscando y gritando aquello que, solo ello, podía salvarme. 

25 de abril de 2021






lunes, 12 de abril de 2021

Un año

 Después de un año, qué decirte; el dolor es el mismo, la pérdida la misma,  las ganas de escucharte, de volver a verte...

Hay imbéciles que me dicen que tengo un ángel en el cielo, qué coño un ángel, yo te quiero aquí en la tierra, viva, con nosotros. Los angelitos los vamos a dejar para los cuadros y los cuentos.

Todavía, después de tantos meses, sigo sorprendiéndome pensando que te tengo que llamar. Solo puedo hablarte a través de mi mente, o de palabras como estas lanzadas al aire.

Palabras insignificantes, que no sirven para nada, más que para aliviar momentáneamente mi pena.

Solo hay una cosa por la que me alegro de que no estés aquí, buscando algo positivo para ti, ya que no podemos cambiar el final.

Me alegro de que no hayas tenido que ver algunas cosas, de que no hayas tenido que soportar algunas reacciones que ya sabíamos, me alegro de que no hayan podido hacerte más daño, me alegro que no estés para ver tanta miseria, penas, problemas. . Por lo menos estas mierdas las has podido evitar. Ya me gustaría a mí estar en tu lugar, y luego que digan eso de: ay, si levantara la cabeza!

Qué injusta es la vida, la muerte, y sobre todo las personas.

Qué injusta la despedida que no te pudimos dar.

Qué injusta la muerte que no sabe elegir a sus víctimas. 

Qué asco de vida que parece que solo vive para joderte.

Me alegro de que tu corazón ya no sufra, ahora toca que sufran los nuestros.

Te quiero, mamá.