viernes, 10 de julio de 2020

Te quiero


Mis sentimientos siguen siendo los mismos después de perderlo todo. Durante el confinamiento me sentí una mujer sin futuro, nunca había tenido esa impresión,  ahora sigo siendo esa mujer sin futuro pero además muy castigada, llena de cicatrices y de llagas.
Este corazón mío me pierde, me vence... necesito que alguien me lo arranque a mordiscos y pedradas, para que no haga más daño ni me lo siga haciendo a mí. 

jueves, 7 de mayo de 2020

Volver, con la frente marchita


La vida, a veces, no da opciones.
Tú habías resuelto abandonar algún camino, y nuevamente ves que vas a tener que seguir por él. De momento tendrás que retomarlo.
Estos son malos tiempos para hacer cambios, la vida parece que está parada, pero ni el reloj ni el calendario descansan.
Tendrás que echar sobre tu espalda este peso, y en silencio, intentar caminar sin caer.
Derrama ahora tus lágrimas, luego pinta tu sonrisa, perfuma tu cuerpo, sube a los tacones y prepárate para volar con las alas cosidas y desplumadas.
Regresa, que aún no se borraron las huellas. 


martes, 21 de abril de 2020

Juan

No sé que pensar, todo está siendo tan duro...
Tengo esperanza pero no quiero vivir solo de ella.
Necesito realidades, no es época de sueños. 
Mi madre ya me falta, de momento, también me falta tu beso y tu flor.
Quiero correr a tu encuentro...


domingo, 15 de marzo de 2020

Mamá





El jueves me llamabas por teléfono para decir que estabas malita y que te ibas al médico. Lo que no podíamos pensar ni por un momento es que hoy estés luchando contra la muerte.
Te han intubado y sedado, y esperamos que seas tan fuerte como siempre has demostrado, aunque esta nueva trampa que nos ha puesto la vida, llamada coronavirus, no la conocemos cara a cara, y te lo va a poner muy difícil.
Lucha, lucha por favor, aquí tienes a tus hijos y tus nietos esperando a que vuelvas...



viernes, 28 de febrero de 2020

Placeres



El hambre de mi piel
se sacia con tus besos y caricias
con tus labios y tus manos 
con el calor de tu propia piel.

Las palabras susurradas
los íntimos suspiros
tus ojos en los míos
tu ser en mi ser.

Sentirte tan cerca
beber de tus labios
gozar de tus manos
cubriendo mi cuerpo de mujer.

Una noche en tus brazos
sin tiempo de agujas
tu cuerpo y el mío
viviendo el placer. 

jueves, 30 de enero de 2020

Caperucita

Hace ya un año que escribí ésto, pero siempre puede ser actual.



Ella observa desde la ventana, es solo una silenciosa espectadora, y ya se ha percatado de que el cuento está cambiando.
Caperucita sigue siendo la misma aunque 5 navajas atravesaron su carne, ahora no puede correr tras el lobo ni bailar entre las flores, detalle que aprovecha el señor de Feroz para, sigilosamente, apartarse.
Se le ve muy ocupado últimamente, compartiendo juegos con los tres cerditos, de charla con los enanitos, o de paseo con Hansel y Gretel.
Detrás de los cristales ella no acierta a averiguar si la distancia que está tomando es cosa del azar o premeditada, como ya ha hecho otras veces. Intentará ver si él se pronuncia, porque como mera espectadora, quiere saber.

@ojosdelaniebla

domingo, 19 de enero de 2020

Drogas curativas

Si cuento los buenos médicos que he tenido en mi vida, aún me sobra un dedo de la mano, todos ellos de la Seguridad Social. A unos los perdí porque los van trasladando de un sitio a otro, a dos de ellos por mi cambio de domicilio.
Recuerdo con especial cariño a aquel médico que dejó un gran hospital de Madrid para irse a un pueblo de Toledo, aunque según tengo entendido después hizo el camino de regreso.
Quiso la vida que nuestros caminos se cruzasen,  me ayudó como pocos,  incluso le regalé  un libro encuadernado con poesías y relatos míos,  él siempre me animaba a escribir.
Fue él quién me recetó/aconsejó marihuana para mis dolores, ya que todo lo que probamos no dio resultado. Le hice caso y llegué a tomar dosis de caballo, sin que me afectase en lo mas mínimo, cuando se lo comenté me dijo que no gastase más dinero, que no había manera,  fue la neuróloga quién me dijo que soy inmune a la marihuana.
Cuándo entró la marihuana en mi casa de manera oficial,  cambiaron algunas cosas, para mal.
Han pasado muchos años desde entonces, ahora pensando en que la coca podría aliviarme,  pero con la certeza de que si la meto en casa,  aunque a mí no me sirva, aquí se quedará.  El pavor me inunda mi puñetero cuerpo.